Mercedes Ávila
El 26 de noviembre de 2022 se realizó un encuentro virtual para hablar acerca de “¿qué hace un psicoanalista?”, en el marco de una actividad introductoria al curso 2023 que ofrece la Red Psicoanalítica de Atención.
La exposición estuvo a cargo de Rodrigo Airola, Laura García Cairoli y Sebastián Digirónimo.
Cada uno de los trabajos presentó, sin que haya habido intención previa, dado que la premisa de la actividad supone la sorpresa sobre el contenido que se ha de presentar, una relación lógica con los otros dos, se trazó un camino desde lo más público y social hasta lo más íntimo, desde lo fundamental de las bases hasta lo más elaborado y complejo.
En un comienzo, con la primera presentación se puso en juego aquello considerado como el inicio necesario de todo análisis: la creencia en el síntoma y en el inconsciente. Rodrigo Airola sostuvo que un psicoanalista “es aquel que reintroduce en el malestar cultural la creencia de que el síntoma quiere decir algo, que posee cierta verdad y que esa verdad, además, es ficción”.
En la segunda exposición Laura García Cairoli tomó dos experiencias, una de Virginia Woolf y la otra de Sigmund Freud, y relató cómo cada uno de ellos respondió frente a un detalle que cualquiera otra persona podría considerar un mero error. Ambas figuras, con su posición, volvieron el error íntimo, causal, cargado de sentido.
El error, el acto fallido, era portador de una verdad que sólo valía para quien se convirtiera en destinatario de su mensaje. Tal como ocurriera con Rosencrantz y Guildenstern, el mensaje, si se lee correctamente, implica la vida de su portador. Pero hay un detalle más que es imprescindible señalar: si se libra la pelea contra el no-querer-saber propio, surge la posibilidad de ver que “todos somos potencialmente analistas”.
Por último, la presentación de Sebastián Digirónimo trazó un camino desde el inicio hasta el final de un análisis, en un orden de complejidad creciente, sin nunca dejar de señalar que la posición analizante y la posición del analista se excluyen en acto, y a la vez son necesarias y complementarias: todo analista primero es su propio analista, pero en acto, para escuchar a otro, debe abandonar la propia subjetividad y goce.
A pesar de los hay y no hay del psicoanálisis: “sí hay, sin embargo, deseo del analista con sus coordenadas lógicas universalizables” y por eso no es un “vale todo”. El trabajo del psicoanalista exige un esfuerzo de precisión continuo.
Luego de las exposiciones se abrió lugar a las preguntas y al debate. Se agradeció el trabajo de los expositores y la participación del público, y se le dio cierre al encuentro.
*Los escritos de las presentaciones serán publicados en la página web de la Red.
*Las citas no son textuales.
